martes, 18 de octubre de 2016

Mañana empieza y nunca llega

Iremos a gastar unas cuantas noches más. Tú. Y tú.  Donde sea. En un tejado. Con un cigarro y un café, a las 3:36 a.m. Te dejaste la cafetera encendida. Da igual. 




Da igual. Las noches no se gastan. Se recuperan. No tienes mejor compañía que la de hoy. Lo bohemio lo inventaste tú. Y no te preocupes, por mucha gente que haya en este mundo, nadie lo entiende tanto como tú. Tienes la patente, amigo. 



Hay mucho más dentro de ti, que lo que queda dentro de mi. Y menos mal que te tengo. No me dejes. Aunque sé que nunca lo harás. Pensando en ti. 


Te calificarán de desquiciada, loca, perdida y hundida. No hagas caso. Eres lo mejor que tengo. Lo mejor que tengo. 




Cuando decidas aparcarte, llámame. No gastes noches. Recupéralas. Es lo mejor que hay. No dudes. 



Es lo mejor que hay. La mañana de mañana estaré junto a ti. Es lo mejor que puedo hacer. 



Hablemos de cosas que no conocemos. Habla claro. De nosotros. Hay mucho más de mi en ti, que lo que queda dentro de mi. Solo una canción más, y aún no nos vamos. Viéndote, me quedan muchos años. Una hilera de humo entre tu boca y el aire. Como amantes que se van. Siempre quedará mañana.




Y junto a ti, no me preocupa nada. Mañana empiezas a vivir, da igual. 


Las farolas aún siguen encendidas. Y qué más da. Estás haciendo de este momento, el mejor momento que vas a tener nunca. Atiende. 



Que apaguen todo. Que el maldito hotel de enfrente apague el aire acondicionado. No hace falta aquí arriba. Déjalo. 




Cuanto más quieres que llegue la mañana, más tarda en llegar. Y más quieres que tarde. Disfruta. 




Apagan el monumento que tienes delante. Y no eres capaz de seguir mirándolo sin poder escribir, al menos, tres lineas más sobre esto. Vive.




Momentos que se quedarán dentro de ti, lo que queda de mi. Mañana. A partir de hoy sabrás quién eres. O al menos sé que lo vas a intentar.

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